Publicado por el 14 marzo 2014 en General | 3 comments

Corren tiempos difíciles para educar a los niños y niñas en las familias debido a las condiciones actuales de las madres y padres que, en muchas ocasiones no pueden responder adecuadamente a las necesidades sociales y afectivas de sus hijas e hijos. Lejos de culpabilizar a las familias, hoy más que nunca es necesaria la implicación de toda la comunidad en la educación infantil. La pérdida de las referencias tradicionales, como la religión y el apoyo de la familia extensa, hacen necesario que las familias se apropien de los conocimientos científicos obtenidos en las últimas décadas en el campo de la crianza humana; así podrán afrontar de manera natural y segura la apasionante aventura de potenciar el sano desarrollo psicológico de sus hijos e hijas en el seno de la familia.

La investigación ha confirmado la potencia estimuladora de la imitación. La reciente investigación en neurociencias ha identificado a las neuronas espejo como la infraestructura neurológica imprescindible para el desarrollo de esta capacidad y, por ende, del propio desarrollo intelectual infantil. La capacidad de imitación da muestras de la gran flexibilidad de la mente humana capaz de adquirir nuevos conocimientos y destrezas a lo largo del ciclo vital.

  • Se consciente de que, aunque no lo quieras, eres un modelo para ellos y que te imitarán, necesitan tu referencia hasta que la abandonen para volar solos. Ofréceles cosas nuevas cada día y muéstrales modelos de igualdad de género y de respeto a las diferencias humanas. Préstales tu conciencia y tu saber, para que construyan la suya y admite que un día se marcharán.

La práctica del Juego es otra de las claves para potenciar el desarrollo psicológico. La actividad lúdica permite experimentar en un contexto sin riesgo y perfeccionar los modelos adquiridos por la imitación; también permite canalizar los deseos, la fantasía, las emociones y las frustraciones.

  • Entra con ellos en el paraíso del juego y vuela con ellos al pasado y al futuro cuando, al anochecer, escuchen tus cuentos y tus fantasías sin límites en el túnel del tiempo.

Los padres y madres deben ser flexibles y adaptarse a las características de cada hija o hijo, el afecto incondicional conducirá al Apego Seguro. El bebé con un apego seguro explora más tiempo y más lejos de la madre, se siente apoyado para aventurarse al mundo enriqueciendo así su estructura intelectual. El bebé inseguro, enmadrado según el lenguaje popular, está lastrado para expandir su inteligencia hacia el exterior y ésta se desarrolla menos. Así se constata en los retrasos intelectuales de los bebés criados en instituciones con menores posibilidades de desarrollar una vinculación estable.

  • Quiere a tus hijos/as de manera incondicional, consigue que tu presencia les acompañe en su aventura vital, que se sientan seguros/as y exploren el mundo desde la estabilidad que les aportas. Recuerda que la estabilidad que tú proveas será seguridad que ellos y ellas posean.

La expresividad de las emociones dentro de la familia y su regulación constituyen un elemento clave en la maduración emocional infantil y en el desarrollo de sus competencias de adaptación social.

  • Expresa tus emociones, deja que expresen las suyas y hablar sobre ellas para comprenderlas. Así, se conocerán a sí mismos, te conocerán mejor a ti y mostrarán su maestría en la relación con los demás.
  • Enséñales desde pequeños a entender y a valorar los deseos, creencias, intenciones y emociones de los demás, eso hará sus mentes más flexibles y potentes.

La práctica de la disciplina democrática es otra clave fundamental: ésta se constituye sobre la existencia de normas y exigencia basada en la inducción (explicación razonada de las normas) y el afecto y la aceptación incondicional.

  • No tengas miedo en exigir con respeto haciéndoles saber que sus compromisos y sus esfuerzos son un patrimonio para su comunidad; no hay mejor identidad que sentirse útil para los demás.

El fomento de la autoestima constituye otra práctica importantísima; nuestros hijos se aprecian a sí mismos/as en función del espejo que los padres y madres les ponemos. Esto ocurre incluso en la adolescencia, cuando solo aparentemente se alejan más de nosotros. Una buena autoestima facilita el diseño de proyectos personales de expansión segura en el mundo.

  • No practiques el halago fácil, fomenta su autoestima reconociendo sus esfuerzos cotidianos y su responsabilidad para con los demás.

La práctica de la exigencia es como una vacuna psicológica: si los padres no hurtan a sus hijos las ocasiones de afrontar pequeñas dificultades, les darán ocasión de desarrollar defensas y recursos para solventar problemas a lo largo de la vida. La exigencia se concreta en el establecimiento de límites al comportamiento desde que los niños y niñas son muy pequeños. Solamente desarrollarán la capacidad de autocontrol a nivel interno si, primeramente, su entorno exterior ha establecido y enseñado a respetar esos límites. Así se inicia la acción educativa y preventiva clave para la prevención de múltiples comportamientos inadaptados, que requieren que el sujeto sea capaz de controlar sus impulsos; entre ellos, cabe mencionar el comportamiento agresivo, delictivo y los consumos de sustancias.

  • Practica el ancestral recurso utilizado en el cuidado de las cepas: no les regales el agua y oblígales a echar raíces para lograrla.

Múltiples estudios avalan que la implicación activa del padre, o segunda figura de referencia, en la crianza infantil y en la vida doméstica constituye un factor protector frente al riesgo de desarrollar patología y problemas de comportamiento durante la adolescencia y la edad adulta.

  • Tomate un rato cada día para ser padre, que tu presencia sea predecible para tus hijos e hijas cada día de su vida. Los pequeños momentos pueden tener un gran impacto en su memoria.

Evitar la exposición al conflicto negativo entre los adultos constituye otro criterio de parentalidad positiva o buena crianza. Es bueno que nuestros hijos/as estén en contacto con nuestras discrepancias y que observen como se puede estar en desacuerdo respetuosamente; pero no deben presenciar insultos, descalificaciones, agresiones o faltas de respeto entre sus padres. Estas manifestaciones las vivirán como una ruptura interna que amenaza su propio sentimiento de integridad personal; en ocasiones las pueden vivir incluso con sentimiento de culpa. También hay que evitar el chantaje emocional o el intento de hacerles tomar partido en una disputa.

  • Convierte tu hogar en una escuela de civilización y de respeto a los derechos humanos, pasaras a tus hijas e hijos un testimonio invalorable.

Las relaciones estables con la familia extensa constituyen otro factor protector de capital importancia para un sano desarrollo psicológico.

  • Deja que tus hijos beban de la sabiduría de sus mayores, de su abuela y de su abuelo; hazles sentir que sus tías, primos y demás parientes son, casi, casi, un seguro a todo riesgo frente a la adversidad. Cultiva esas relaciones como los buenos vinos.

La calidad del cuidado sustituto es también otro factor de protección; el mismo debe ser estable y sensible a las necesidades del bebé.

  • Es verdad que no debéis dejar a vuestro hijo/a con cualquiera. Elegid cuidadosamente a la persona que va a realizar esa labor y colaborad estrechamente con ella.

Fomentar las relaciones sociales de los hijos e hijas es otro esfuerzo educativo que los padres y madres deben hacer. Ellos se harán más competentes socialmente y se beneficiarán de otras perspectivas y experiencias con niñas y niños de su mismo momento evolutivo.

  • Siéntate en la plaza para que tus hijos/as sienten plaza.

Relacionarse con la escuela. Hoy más que nunca la escuela y la familia comparten objetivos educativos. Es importante que nuestros hijos e hijas perciban conexión y coherencia entre lo que se dice y se hace en un lugar y en otro.

  • Que nuestros niños y adolescentes no se pierdan en el camino entre su hogar y la escuela buscando respuestas que en ninguno de los dos lugares le ofrecen.